Por muchos años has oído de la importancia de un adecuado balance en la alimentación. Las cantidades de carbohidratos, proteínas y lípidos (grasas) que aportan los alimentos que consumimos a diario están relacionados con un buen estado de salud.
Y de allí la relevancia que ha tenido establecer esos aportes en un patrón alimentario balanceado.
¿Qué cantidad de estos nutrientes debes consumir?
De acuerdo a los textos tradicionales de nutrición, una dieta equilibrada debería aportar cerca del 50% del total de las calorías en carbohidratos, 35% en lípidos y 15% en proteínas (Figura 1) (1).
Por ejemplo, el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard resalta la existencia de carbohidratos “buenos” y “malos” y que lo más importante es el tipo de carbohidrato que eliges comer porque algunas fuentes son más saludables que otras.
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“Lo más importante es el tipo de carbohidrato que eliges comer”.
Así también, hace un énfasis especial en el llamado “mito de las grasas”, donde por más de dos décadas se promocionaron dietas bajas en grasas por la supuesta relación con enfermedades cardiovasculares.
En la actualidad, este departamento de nutrición asegura que: “Contrariamente a los consejos dietéticos anteriores que promueven dietas bajas en grasas, las investigaciones más recientes muestran que los lípidos y grasas saludables son necesarias y beneficiosas para la salud.
Cuando se reduce la grasa, a menudo la reemplazan con carbohidratos del azúcar, granos refinados u otros almidones.
Cuando tu cuerpo digiere estos carbohidratos refinados y almidones muy rápidamente, afecta los niveles de insulina y azúcar en la sangre, y así posiblemente provoquen aumento de peso y enfermedades”.
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A la luz de esta nueva evidencia, la recomendación relacionada a la ingesta de grasas es: En lugar de adoptar una dieta baja en grasas, es más importante concentrarse en comer grasas “buenas” beneficiosas y evitar las grasas “malas” dañinas.
La grasa es una parte importante de una dieta saludable. ¡Entonces a elegir alimentos con grasas insaturadas “buenas” y a eliminar el consumo de grasas trans “malas”!
En 2017, en Colombia se inició el Estudio Colombiano de Perfiles Nutricionales (COPEN 2018), bajo la dirección científica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y la ejecución en campo del Centro Nacional de Consultoría. Un estudio enfocado en conocer el perfil nutricional de alimentación de los colombianos.
Haciendo una comparación de las recomendaciones reportadas en las Recomendaciones de Ingesta de Energía y Nutrientes (RIEN) de 2016 (Figura 2) (2) y los resultados arrojados por COPEN (Tabla 1) (3), la alimentación de los colombianos pareciera presentar una ingesta adecuada de carbohidratos, lípidos y proteínas.
Sin embargo, llama la atención el hecho que se resalta en el mismo documento: “Actualmente Colombia afronta una transición epidemiológica que se refleja en el aumento en la prevalencia de enfermedades relacionadas con la ingesta excesiva de macronutrientes, específicamente grasa y carbohidratos (azúcar) generando un incremento en la aparición de enfermedades no transmisibles como el sobrepeso, la obesidad, diabetes mellitus tipo 2 e hipertensión arterial (4)”
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Es por esto que varios investigadores han mostrado la evidencia que respalda el impacto negativo de tener dietas con aportes altos de carbohidratos y bajos de lípidos y proteínas como los recomendados por la RIEN.
En cuanto a la ingesta de lípidos, si bien reducir la ingesta de grasas en general puede contribuir a reducir el consumo de grasas malas, también puede generar el descuido de un aspecto fundamental de la nutrición: el consumo de grasas buenas, de las cuales algunas son esenciales para el cuerpo humano.
Así mismo, es importante tener en cuenta que las grasas son una fuente importante de energía para el cuerpo, esenciales para absorber ciertas vitaminas y minerales y también, para regular los procesos de inflamación en el cuerpo (5).
¿Las grasas son buenas o malas? Aprende a seleccionarlas e identificarlas
“Nueva evidencia de investigadores expertos en nutrición y medicina funcional ha resaltado el papel de las grasas en la alimentación.”
En las últimas décadas se ha encontrado abundante evidencia sobre la relación entre el consumo de grasas trans y afecciones en la salud.
La razón por la que se debe evitar su consumo se da principalmente por su capacidad de aumentar significativamente el riesgo incidencia de enfermedad coronaria, al igual que su asociación con otras enfermedades, como: enfermedades cardiovasculares, diabetes, Alzheimer y fertilidad deteriorada.
Adicionalmente debe tenerse en cuenta que no se ha encontrado ningún beneficio nutricional de incluirlas en la dieta (6), no cuentan con un valor de ingesta seguro e inclusive han sido prohibidas en varios países del mundo (7).
¿Qué cantidad de lípidos o grasas consumen los colombianos?
Según COPEN, los colombianos tienen ingestas de 2,31 gramos diarios de grasas trans, lo que representa un valor muy elevado que puede relacionarse con la prevalencia de enfermedad cardiovascular (8).
Por otro lado, el consumo de grasas saturadas ha tenido un debate respecto a su efecto en dislipidemias, principalmente en el nivel de colesterol LDL en el cuerpo; sin embargo, investigaciones recientes han descartado su relación con estas alteraciones de los lípidos en sangre y por tanto en enfermedades cardiovasculares (9) (10) (11).
De acuerdo a COPEN (Figura 3), los colombianos tienen ingestas mayores de grasas insaturadas en comparación con las grasas saturadas, lo que contradice nuevamente la alta prevalencia de enfermedad cardiovascular que hay en Colombia.
Estas grasas mono y poliinsaturadas, conocidas también como omegas 3, 6 y 9, son consideradas como grasas saludables debido a sus múltiples beneficios en la salud. Además, algunas de estas grasas son esenciales para el organismo (algunos omega-3 y 6), siendo este el tipo de grasa más importante a incluir en la dieta. Este tipo de grasas pueden ayudar con el tratamiento de diversas enfermedades y desempeño mental y físico (12).
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Se ha mostrado que existen varios tipos de omega y cada uno de ellos cumple con una función específica en el organismo. Por eso es importante saber las funciones de cada uno e intentar introducirlos en tu dieta.
– Omega-3: Son esenciales ya que el cuerpo humano no puede producirlos y se obtienen únicamente a través de la dieta. Ayudan a mejorar la salud visual, reducir la incidencia de enfermedad coronaria, y a combatir enfermedades autoinmunes (13).
– Omega-6: También son esenciales; sin embargo, hay que tener en cuenta que las dietas modernas presentan un consumo excesivo de este tipo de grasas por lo cual se recomienda aumentar el consumo de omega-3. Este tipo de grasas puede ayudar a controlar los niveles de colesterol malo y regular los niveles de azúcar en la sangre (14).
– Omega-9: Aunque no son esenciales, se incentiva a aumentar su consumo. Pueden contribuir a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y a regular la respuesta inmune (15).
Conoce más Beneficios del Omega 3,6 y 9 y dónde encontrarlos en esta Infografía
En conclusión:
Según la RIEN, el consumo de omega-3 debería ser mayor a 3 gramos al día, y el de omega-6 menor a 10 gramos al día y como lo muestra la Tabla 2, en Colombia se tienen ingestas muy bajas de omega-3 que pueden estar relacionadas con efectos negativos en la salud cognitiva, cardiovascular y metabólica.
Esta deficiencia también la reporta la RIEN: “las dietas de los colombianos deberían aumentar su consumo (omega-3), hoy se considera muy bajo: 23% del valor diario recomendado.”
Debe promoverse la ingesta de omega-3 debido a que su aumento en la dieta ha mostrado reducir ligeramente el riesgo de mortalidad, eventos de cardiopatía coronaria y los triglicéridos, ayudando a disminuir el riesgo de eventos cardiovasculares y de arritmias.
REFERENCIAS: